Estaba maravillado con la forma aerodinámica de aquellos trenes modernos de alta velocidad, especialmente los de color blanco; estos en particular le recordaban la gran pasión que había tenido desde que recordaba su existencia. El fluir perfecto de las ruedas metálicas sobre los rieles de acero, la regularidad del sonido de aquellos rieles le parecía sedante. Incluso en el metro de su propia ciudad, cuando el vagón en el cuál iba pasaba por encima de un empalme o de una bifurcación, los sonidos y las vibraciones iban desde sus pies hasta los dedos de sus manos, que con armónicos golpes en la ventana de la puerta intentaban emular alguna melodía musical.
Los trenes veloces, largos y elegantes los conoció indirectamente en uno de sus últimos viajes, en aquellas ciudades llanas existían hasta 4 tipos de servicios ferroviarios que se encontraban en por lo menos una estación de la ciudad en cuestión; dicha estación tenía el mismo nombre sin importar el lugar: "Hauptbanhoff", así la llamaban los locales; nuestro sujeto se deleitaba probando suerte mientras pronunciaba aquella palabra irónicamente exótica (y digo irónicamente exótica porque como ya te habras dado cuenta es un término alemán y, para nuestro sujeto todo lo alemán era la antítesis de lo exótico), sin embargo, para efectos prácticos solo se refería a ella como "estación central".
Por otro lado, al doblar la página, él era muy consciente de que no necesitaba viajar para observar trenes en movimiento. de hecho los veía a diario en su propia ciudad, en la que sólo existen dos líneas del sistema de tren urbano. Este otro tipo de trenes al que tenía acceso lo hacían espectador de un gran flujo de personas, es más, se puede afirmar sin mucho riesgo que en este segundo ámbito centraba su atención más en los pasajeros que en los mismos trenes. Así como una estación central podía ser la fuente de vías dirigidas a los cuatro puntos cardinales, el lugar en el que él divisaba los trenes ir y venir repletos de gentes conformaba un yugo desde el cual salían diversos caminos; de manera increíble él siempre podía divisar el destino de cada uno de los trenes salientes, esto de alguna forma lo hacía sentir reconfortado, especialmente por el hecho de que nunca había tenido la oportunidad de compartir un viaje en una de esas máquinas con ninguna persona.
Los trenes veloces, largos y elegantes los conoció indirectamente en uno de sus últimos viajes, en aquellas ciudades llanas existían hasta 4 tipos de servicios ferroviarios que se encontraban en por lo menos una estación de la ciudad en cuestión; dicha estación tenía el mismo nombre sin importar el lugar: "Hauptbanhoff", así la llamaban los locales; nuestro sujeto se deleitaba probando suerte mientras pronunciaba aquella palabra irónicamente exótica (y digo irónicamente exótica porque como ya te habras dado cuenta es un término alemán y, para nuestro sujeto todo lo alemán era la antítesis de lo exótico), sin embargo, para efectos prácticos solo se refería a ella como "estación central".
Por otro lado, al doblar la página, él era muy consciente de que no necesitaba viajar para observar trenes en movimiento. de hecho los veía a diario en su propia ciudad, en la que sólo existen dos líneas del sistema de tren urbano. Este otro tipo de trenes al que tenía acceso lo hacían espectador de un gran flujo de personas, es más, se puede afirmar sin mucho riesgo que en este segundo ámbito centraba su atención más en los pasajeros que en los mismos trenes. Así como una estación central podía ser la fuente de vías dirigidas a los cuatro puntos cardinales, el lugar en el que él divisaba los trenes ir y venir repletos de gentes conformaba un yugo desde el cual salían diversos caminos; de manera increíble él siempre podía divisar el destino de cada uno de los trenes salientes, esto de alguna forma lo hacía sentir reconfortado, especialmente por el hecho de que nunca había tenido la oportunidad de compartir un viaje en una de esas máquinas con ninguna persona.